MEDIACIÓN CULTURAL: Manejos de conflictos en contexto de diversidad cultural.
MEDIACIÓN CULTURAL
Mediación
cultura es el que
permite
realizar
una
comunicación
vinculante
e
interactiva,
como
un
flujo
o
canal
de
información.
Esta
acción
implica
una
intencionalidad
de
parte
de
una
de
ellas,
que
realza,
explota
y
da
vida
a
una serie
de
conocimientos
en
torno
al
objetivo
que
se
intenta
mediar.
La
mediación
cultural,
se
inscribe
en
el
ámbito
de
la
cultura,
potenciando
los
recursos
del
conocimiento,
culturales
y
sociales,
de
que
dispone
una
comunidad
o
grupo,
para
contribuir
al
conocimiento
de
algún
objeto
o
instancia
común.
Asimismo, se
colabora
en
la
búsqueda
de
una
convivencia
cultural
donde
todos
participan.
Es
un
campo
dentro
de
la
mediación
cultural
de
carácter
más
específico,
y
constituye
toda
la
gama
de
intervenciones
y
relaciones
que
el
mediador
incita
entre
la
obra
artística y
su
recepción
en
el
público,
una
posibilidad
de
diálogo
en
un
acto
circular
de
experiencia
y
aprendizaje.
Consiste
en
permitir
a
un
sujeto
social
producir,
a
parte
de
una
experiencia
inaudita
a
la
cual
el
mediador
lo
confronta,
los
conocimientos
necesarios
para
acceder
a
otras
formas
de
representación
de
la
realidad
concreta.
SEGUN:
(M.
Inés
Silva)
La mediación cultural es uno de
los mecanismos distintivos del desarrollo humano, de acuerdo a la
teoría psicológica histórico-cultural introducida por Lev Vygotskiy
desarrollada con el trabajo de sus numerosos seguidores en todo el mundo.
Vygotski investigó sobre el desarrollo humano y sobre cómo éste
era guiado por el papel de la comunicación interpersonal
y la cultura.
Vygotski observó cómo las funciones mentales superiores se elaboran
mediante interacciones sociales con personas
significantes en la vida del niño, particularmente con parientes pero también
con otros adultos. Mediante esas interacciones, el niño en su cultura accede a
aprender los hábitos de la mente —del espíritu incluyendo los patrones de
discurso, el lenguaje escrito u otras comunicaciones linguisaticas, y mediante todo lo cual el niño derivará
significados que afectarán a la construcción de su propio conocimiento. Esta premisa
clave de la psicología vygotskiana es denominada a menudo como mediación
cultural.
En este sentido, el conocimiento específico al que
accede un niño mediante esa interacción también representa el conocimiento
compartido de una cultura. Este proceso es conocido como internacionalizar ,
y por su parte la interacción inversa dada a través de competencias propositivas, desde los conocimientos simbólicos adquiridos, es lo que para
teóricos vygotskianos como Mercedes Chaves Gomes, viene a estructurarse a través de los vacíos o espacios en el
Acto Lector. Al mismo tiempo, Jean Piaget sostiene en su teoría
sobre el desarrollo cognitivo, que los principios asociados a la lógica
comienzan a instalarse en los niños antes de la adquisición del lenguaje, por
medio de la actividad sensorial en interacción con el medio social que los
rodea.
Las
culturas y el conflicto en el Perú Desde inicios del presente siglo, el Perú
viene experimentando un ciclo expansivo en su economía que, en este decenio, se
traduce en un importante crecimiento del Producto Bruto Interno; el boom de las
exportaciones, principalmente mineras, que incrementó sustancialmente el
ingreso de divisas y la recaudación fiscal; el aumento en los niveles de empleo
y la disminución de la pobreza, entre otros. Este ciclo viene, sin embargo,
acompañado con un aumento en los niveles de conflictividad social, en el marco
de una persistente precariedad institucional, especialmente del sistema
político, expresada en la debilidad de los partidos, su escasa presencia
nacional y sus dificultades para ejercer la representación de la ciudadanía,
todos estos factores que los limitan seriamente para desempeñarse como eficaces
mediadores políticos.
La conflictividad deriva fundamentalmente de la presencia de industrias extractivas, sobre todo mineras, en ámbitos rurales andinos pero también de la costa. Los conflictos afectan igualmente a zonas de la Amazonía con fuerte presencia de pueblos indígenas, tanto por la presencia de empresas petroleras y gasíferas, como por la explotación forestal y otras actividades. Un caso especial es el de la minería informal e ilegal, presente en la región costera, andina y de selva, así como los conflictos en torno a la gestión de gobiernos locales y las disputas entre comunidades campesinas. Varios de estos conflictos son relativamente recientes, como en los casos de la minería informal e ilegal, o los desencadenados en torno a la gestión local; los conflictos derivados de la presencia de empresas mineras en entornos rurales andinos son más bien antiguos; sus orígenes datan de las primeras décadas del siglo XX, aunque por entonces, las empresas y los movimientos sociales que las resistían eran distintos a los del presente, al igual que la correlación de fuerzas sociales y políticas, el Estado y la sociedad peruana en general. Estos han contribuido a crear y “sedimentar” diversas “culturas del conflicto” en el imaginario social peruano, que en realidad data de muchas décadas (y quizás siglos), reforzadas por una serie de elementos propios de la diversidad cultural del país. En este artículo, se intentará realizar una exploración tentativa del tema, con el fin de ordenar algunas ideas que puedan sugerir pistas de análisis de diversos contextos socioculturales. Para ello, será necesario partir de nociones básicas acerca de la cultura peruana en general, ya que la denominada “cultura del conflicto” se ubica en ese marco general, y está informada por éste. La formación de estas distintas “culturas del conflicto” en el Perú es producto de complejos procesos históricos, sociales y políticos; algunos se remontan a varios siglos atrás, en tanto otros son más recientes. No existen sin embargo exploraciones sistemáticas de éstas, que permitan distinguir sus variedades o subculturas y den cuenta de sus contenidos (normas y valores, las motivaciones, prioridades y los estilos de comportamiento vigentes en distintos grupos sociales), lo que es fundamental para conocer la subjetividad de quienes se involucran en los conflictos y, en la medida de lo posible, aportar al esfuerzo de establecer con ellos (y entre ellos) relaciones constructivas que permitan superar y transformar el conflicto.
La conflictividad deriva fundamentalmente de la presencia de industrias extractivas, sobre todo mineras, en ámbitos rurales andinos pero también de la costa. Los conflictos afectan igualmente a zonas de la Amazonía con fuerte presencia de pueblos indígenas, tanto por la presencia de empresas petroleras y gasíferas, como por la explotación forestal y otras actividades. Un caso especial es el de la minería informal e ilegal, presente en la región costera, andina y de selva, así como los conflictos en torno a la gestión de gobiernos locales y las disputas entre comunidades campesinas. Varios de estos conflictos son relativamente recientes, como en los casos de la minería informal e ilegal, o los desencadenados en torno a la gestión local; los conflictos derivados de la presencia de empresas mineras en entornos rurales andinos son más bien antiguos; sus orígenes datan de las primeras décadas del siglo XX, aunque por entonces, las empresas y los movimientos sociales que las resistían eran distintos a los del presente, al igual que la correlación de fuerzas sociales y políticas, el Estado y la sociedad peruana en general. Estos han contribuido a crear y “sedimentar” diversas “culturas del conflicto” en el imaginario social peruano, que en realidad data de muchas décadas (y quizás siglos), reforzadas por una serie de elementos propios de la diversidad cultural del país. En este artículo, se intentará realizar una exploración tentativa del tema, con el fin de ordenar algunas ideas que puedan sugerir pistas de análisis de diversos contextos socioculturales. Para ello, será necesario partir de nociones básicas acerca de la cultura peruana en general, ya que la denominada “cultura del conflicto” se ubica en ese marco general, y está informada por éste. La formación de estas distintas “culturas del conflicto” en el Perú es producto de complejos procesos históricos, sociales y políticos; algunos se remontan a varios siglos atrás, en tanto otros son más recientes. No existen sin embargo exploraciones sistemáticas de éstas, que permitan distinguir sus variedades o subculturas y den cuenta de sus contenidos (normas y valores, las motivaciones, prioridades y los estilos de comportamiento vigentes en distintos grupos sociales), lo que es fundamental para conocer la subjetividad de quienes se involucran en los conflictos y, en la medida de lo posible, aportar al esfuerzo de establecer con ellos (y entre ellos) relaciones constructivas que permitan superar y transformar el conflicto.
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